El desarrollo económico de los países tiene una influencia importante sobre el medio ambiente. El volumen de tráfico comercial contribuye de varias maneras a aumentar o paliar la contaminación, dos impactos diferentes que dependen, entre otras cosas, de los ingresos del país en el que se desarrolla la actividad económica.
Un estudio realizado en 98 países del mundo analiza la relación entre tráfico comercial y contaminación. Los autores indican que un aumento en la producción y comercialización de bienes supone también un incremento en los índices de contaminación. Aun así, esta afirmación debe matizarse ya que no siempre se puede aplicar de la misma manera a todos los países. El informe demuestra que, a pesar de que el aumento en la producción y comercialización de bienes se concibe también como un incremento directo en la contaminación, en algunos países desarrollados se puede revertir en efectos positivos. Por el contrario, los países desarrollados sufren un empeoramiento de la calidad del entorno natural con un mayor del desarrollo económico.
Cuanta más actividad económica se produzca, mayor será el consumo de energía y de servicios como transporte, un hecho que implica más costes ambientales. Por lo tanto, el estudio concluye que un tráfico comercial muy alto es más nocivo y tiene peores consecuencias en la calidad medio ambiental.
Asimismo, los países desarrollados que tienen altos ingresos, probablemente adaptan su producción a leyes, normas y reglamentos que regulan la contaminación. En cambio, los estados en desarrollo no cuentan con normas tan severas para la producción de sus bienes, por lo que la fabricación y comercialización de sus productos deja peor huella en el medio ambiente que en los países ricos.
Cuando existe un tráfico comercial elevado en algún país, el consumo de energía también es cuantioso. Este hecho puede suponer un aumento indiscriminado de la degradación medioambiental según un estudio publicado en 2013 sobre “los efectos del desarrollo económico, el crecimiento económico, el consumo de carbón y la apertura comercial sobre las emisiones de CO2 en Sudáfrica”. Esta investigación analiza la evolución de todos estos conceptos co relacionados desde 1965 hasta 2008 y concluye que el crecimiento económico va ligado de un aumento en el consumo de energía. En el caso de Sudáfrica el carbón es la principal fuente de energía, una de las más contaminantes.
Aun así, el informe anterior indica que existen indicios para pensar que una mayor actividad económica puede tener un impacto positivo en el medio ambiente. Para lograr un crecimiento económico sano y limpio y mantener una buena relación con nuestro entorno, el crecimiento de los beneficios de la producción y comercialización de productos deben ir acompañados de inversiones en constantes mejoras en todos los procesos de la actividad comercial para reducir la contaminación al mínimo posible. Esto se traduce en apoyo a la investigación, aplicación de las medidas apropiadas, desarrollo y adaptación de nuevas tecnologías para la creación de industrias limpias, etc.
La investigación de contaminación y crecimiento económico realizada en Sudáfrica también añade que “un mayor grado de apertura económica y financiera refuerza el marco institucional para la creación de incentivos a las empresas para reducir las emisiones contaminantes”. Además, en el estudio subrayan los efectos de las políticas económicas y políticas medioambientales, así como en el comportamiento financiero de los países. “Un mayor grado de desarrollo del sistema financiero dedicado a apuntalar las innovaciones tecnológicas y a aumentar el gasto en I+D+I en la conservación de energía se traduce en la eficiencia energética y por lo tanto puede reducir las emisiones”, reflejan los autores.
Seamos conscientes